La Virgen de Guadalupe –

Sol, luna y estrellas

«Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas»

(Apocalipsis de San Juan, 12,1)

La Villa, Mexico D.F. La Villa, Mexico D.F. La Villa, Mexico D.F. La Villa, Mexico D.F. La Villa, Mexico D.F. La Villa, Mexico D.F. La Villa, Mexico D.F. La Villa, Mexico D.F.

Basílica de Santa María de Guadalupe

www.virgendeguadalupe.org.mx

Mientras que en la Sábana Santa y en el Sudario no aparecen ni prendas de vestir ni decoración que pudieran distraer la atención de la persona representada, la Virgen de Guadalupe está prácticamente velada, con excepción del rostro y las manos. Entre nubes, rodeada por rayos de sol, se alza sobre una media luna negra, bajo la cual está suspendido un ángel. La representación es rica en símbolos, que han de interpretarse de acuerdo con la iconografía azteca.

Tiene un cutis ligeramente moreno y cabellos negros, que lleva sueltos; para los aztecas, es un indicio de estar embarazada. Las manos juntas son de diferente color –la derecha, más clara; la izquierda, más oscura– y posiblemente simbolicen la unión de dos pueblos.

Los numerosos ornamentos que aparecen sobre la túnica se refieren a la tierra y el altiplano de México, así como a la historia de los aztecas. Bajos las manos pueden verse las cintas negras de un cinturón, que hace referencia al embarazo. Los extremos de forma trapezoidal prometen un parto inminente. En el lugar en que descansa el no nato en el regazo de la madre, aparece una flor de jazmín de cuatro pétalos, «nahui ollin», el centro del espacio y tiempo, que se empleaba como señal de la presencia de la deidad creadora azteca, un motivo asimismo central en el calendario sobre piedra de los aztecas. Sobre la imagen de la Virgen puede apreciarse, con una gran ampliación, la figura de un niño de pecho despertándose.

El manto de la Virgen tiene el color azul y verde de los reyes aztecas, signo de la divinidad y del universo. Las 46 estrellas que aparecen sobre él reflejan el cielo estrellado del 12 de diciembre de 1531, visto desde arriba.

El momento de la aparición de la imagen no podría haberse elegido mejor, pues en esa fecha se celebraba el solsticio de invierno, con el que para los aztecas se anunciaba el nacimiento del nuevo sol, el regreso de la vida. El cometa de Halley alcanzaba su cénit y se producía una conjunción entre el Sol y Venus, un fenómeno que solo se puede observar cada ocho años. Los aztecas interpretaban este fenómeno como el regreso de su dios creador, representado por Venus. En la imagen, la Virgen María manifiesta su supremacía sobre la deidad solar al tapar al sol naciente, cuyos rayos la rodean como un nimbo.

En el lenguaje de los aborígenes, México significa «centro de la luna»; al mismo tiempo, la media luna es símbolo de Quetzalcóatl, el dios en forma de serpiente y cubierto de plumas. Por tanto, la representación de la Virgen María sobre una media luna es no solo una localización, sino también una alusión a la inferioridad del dios azteca. Posiblemente, el nombre de Guadalupe se debe a un error de comprensión del nombre coatlaxopeuh , «la que vence a la serpiente». Además, la luna está considerada como símbolo de fertilidad.

El ángel con alas de águila suele identificarse con Juan Diego, cuyo nombre indio significa «el que habla como un águila». Con una mano en el manto y la otra en la túnica, representa la unión entre el cielo y la tierra. Se sospecha que fue añadido posteriormente, al igual que algunos otros elementos de la imagen; quizá intentaran monjes españoles acercar así la imagen a sus concepciones.

Por el lugar y el momento de la aparición, por su aspecto y los símbolos, la Virgen de Guadalupe representa la fusión entre el pasado azteca y el presente cristiano, entre el Antiguo y el Nuevo Mundo. Su aparición hizo que en los años siguientes abrazaran la fe católica millones de aztecas, que anteriormente no habían querido convertirse.